jueves, 26 de enero de 2012

El último fracaso de la Tele

Por Chano Castaño

 

   No soy nadie para juzgar o criticar a Martín de Francisco y Santiago Moure por convertirse en el anzuelo de una campaña publicitaria de carros. Todo el mundo necesita plata, más en Bogotá, la tercera ciudad (¿o segunda?) más cara de Latinoamérica.
   Los twiteros sanguinarios, entumecidos por la ira, salieron a rasgarse las vestiduras porque un locutor deportivo y un actor de tablas cobran unos pesos de más a una prestigiosa marca de carros que, fuera de toda esta discusión, debe pensar muy seriamente en votar sus publicistas a la calle, pues este montaje más que ganas de comprarse una camioneta, da es ganas de cerrar la página y seguir perdido en el marasmo informativo de la red. 
   La única actitud reprochable que tienen en el par de críticos noventeros de La Tele, es el video en que salen delante de una camioneta embarrada hablando sobre el cariño que le tienen a los seguidores de esa campaña, pidiendo perdón entre líneas porque ellos en verdad sí querían hacer algo como lo que proponía www.nomaserrores.com, pero no tenían plata, así que les tocó aliarse con una marca francesa de coches y jugar a la voltereta. Eso fue lo peor, ese video en que se ven débiles, reprochables, nerviosos, explicando algo que nadie preguntó sino que ellos supusieron tendrían que responder por el hecho de haber vendido las lenguas viperinas, de haberlas regalado al diablo antes que al público. Las rifaron al primer postor que las utilizó en su causa. Si tienen dignidad, que bajen ese video, lo más mentiroso, fracasado y pusilánime del burdo montaje que cambió humor negro nacional por un anuncio de camionetas. 
   Y carajo, el viejo y conocido Profesor Super O, que siempre tuvo la voz de Martín de Francisco, debe enseñarle bastante léxico y estructura a este personaje. En el mismo video, don Martín se riega en palabras de parlache, modismos barriobajeros que desprestigian más sus canas y saludos juveniles que lo hacen ver como un remplazo de Alejandro Villalobos, pero en la inopia irreverente. Recuerdo con nostalgia cuando se burlaban de Pido la Parola. Buenos tiempos aquellos, definitivamente un pasado mucho mejor.



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