martes, 31 de enero de 2012

No me crea tan marica

Por Chano Castaño



   Es increíble que un dirigente de una organización del balompié nacional salga a decir que para ser un árbitro grandes ligas en este país hay que ser marica. Se le fue la lengua, señor Álvaro González, porque todos sabemos que este mundo está comandado por las roscas, y si un puñado de roscones decidio jugar fútbol, perserguir piernones y luego enjuiciarlos, de seguro es porque tienen talento para hacerlo.
   ¿O no?
   He optado por no criticar ni defender ningún tipo de personaje que tenga que ver con el fútbol colombiano. Ni técnicos, jugadores y menos, mucho menos, dirigentes bocones y atrevidos como este señor, Álvaro González, que aparte de negar a los homosesuales una oportunidad en el rentado nacional, difama de una condición tan exquisita, colorida y versátil como la de ser gay. ¿Es que este tipo sabe de lo que se pierde cuando invita a un parche de gays a una fiesta? Si lo supiera de seguro la mujer le pillaría plumas debajo del asiento de la camioneta, o le recetaría unas goticas para la enfermedad que lo pueda acosar. Porque gente de Colombia y el mundo, este tipo es uno de esos lenguaraces que contra la ciencia siguen afirmando que ser homosesual es andar enfermo.
   Entérese, señor Álvaro González, porque está dejando muy por el suelo su educación. Sepa que los periódicos de su casa no son solo para abofetear al perro y a los hijos, que los programas de genética y sexualidad no son puro porno y sandeces, que cuando un noticiero saca un médico--lo reconocerá por la bata blanca, señor González--, diciendo que los seres humanos somo seres multisesuales, es porque a usted se la puede mamar un adolecente en un acensor, se lo puede meter un travesti en un baño o se lo puede pedir una jovencita, y de igual forma va a seguir respondiendo, quiera o no, porque a personajes como usted que acusan a las otras personas por su preferencia sexual, les suele pasar que terminan encamados con lo que menos piensan. Se les moja la canoa en un coctel y comienzan a remar a las orillas más apretadas.
   Es hora de que en Colombia pidamos la renuncia de funcionarios de esta categoría. No más opiniones de personajes públicos que ofendan a los ciudadanos. No más ignorancia y estupidez entre la gente que dirige grupos importantes del país. No más misoginia, no más homofobia, no más Álvaros González por hay diciendo lo que no saben.

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