jueves, 12 de abril de 2012

El peligroso Álvaro Uribe


Por Chano Castaño
   
     Volvió el peligroso Uribe, trinando a toda Colombia que este gobierno es una farsa. Un gobierno que a trancas y mochas busca restituir tierras, legalizar la droga y así desmantelar la guerra.  
   Raul Hasbún, alias "Pedro Bonito", el bananero que se convirtió en paramilitar en el Urabá antioqueño y otras regiones adyacentes, dijo a la revista Semana en una entrevista larga y tendida que él había conocido a Álvaro Uribe cuando legalizaron los pagos a los paramilitares a través de la figura de las Convivir. Se lo presentaron como el jefe, detrás de un escritorio y con un fraseo político muy convencional. Esa escena es una farsa. Tal vez Pedro Bonito había visto a Uribe en otros lados, como el resto de los paramilitares que están en la cárcel o en Estados Unidos. Pero ninguno ensucia al "jefe".
    Esta es una suposición. El fundamento está en el libro Los Jinetes de la Cocaína, de Fabio Castillo, el cual demuestra que Uribe le dio licencias a los pilotos de los narcos cuando era director de la Aerocivil, pilotos que estaban bajo la batuta de Escobar, el clan Ochoa y otros, todos padres del paramilitarismo actual. Según el libro: "Uribe estuvo detenido en una ocasión para ser extraditado, pero Jesús Aristizábal Guevara, entonces secretario del Gobierno de Medellín, logró que lo pusieran en libertad". (Pag 72, capítulo III: Nacen las familias. Enlace del libro: http://www.derechos.org/nizkor/colombia/libros/jinetes/). Quienes conocen la historia profunda del narcotráfico en Colombia, saben que el padre de Uribe, Álvaro Uribe Sierra, era un narcotraficante que, sin bien no pertenecía a las grandes ligas del negocio, sí estaba atado al tráfico de estupefacientes, así como a la sociedad de cuna de Medellín.
   El ex-presidente Álvaro Uribe dice combatir y encerrar a todos aquellos que talvez fueron sus aliados, los pupilos de su generación traficante o los rastrojos que abandonó la guerra sin cuartel del narco que viene desde los 70. Como nuestra nación no tiene memoria, pocos recuerdan que un narco nos precidió durante ocho años, vengando a sangre y fuego la muerte de su padre. Nadie discute que Uribe arrinconó a las Farc, pero también nadie discute--aunque muchos quieran callarlo--que es él quien patrocina a los silenciadores de la parapolítica, la paraeconomía y demás ramificaciones del proyecto paramilitar en Colombia. Somos un país de cafres, empezando por todos aquellos que están en el poder, que tienen dinero y armas, y quieren acabar con quienes buscan la verdad y la memoria de nuestra historia en los últimos años. Colombia, más que nunca, necesita que no olvidemos los que nos viene pasando, para que en el futuro la ingeniudad de siempre no nos arrace y terminemos subiendo al poder y ensalzando a cualquier viejo narco, criminal o crápula de sangre azul. 
   Hay que estar preparados para desmentir los libros de historia que coloquen a Uribe en un pedestal. Hay que estar listos con la pluma y la razón, con la verdad y la memoria para decir lo que pasó en este país, donde todo un conglomerado empresarial, político y ciudadano quizo embaucar media nación con una sarta de mentiras, haciéndoles creer que los paramilitares y su guerra simplemente eran una autodefensa contra la guerrilla. Mentiras, todo tenía otro objetivo: capturar las tierras, adinerar más a los terratenientes, fundar la patria sobre esos marginados destruídos y afirmar que todo fue un combate sin cuartel contra la isurgencia. La historia miente, pero es peor cuando las mentiras se vuelven verdaderas.

1 comentario:

  1. hey amigo ojala usted lograra sacar este texto mucho mas alla y no olvide nombrar como rcn a ocultado los delitos de uribe. lo felicito y ojala algun dia se sepa toda la verdad sobre el paramilitar de uribe y todos sus secuaces gracias

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